viernes, marzo 06, 2009

Ana en la escuela

Hace unos días Anita empezó a ir a la escuela. Es un maternal donde estará unas pocas horas al día, tres o cuatro cada día, para que empiece su formación formal como miembro de una sociedad mas grande que su familia que tanto la adora.

El colegio se llama “Petite Ecole” y queda en los Altos Mirandinos, en una zona llamada Llano Alto. Queda relativamente cerca de la casa, a unos 10 kilómetros mas o menos, y a poco mas de un kilómetro de casa de los abuelos. Buscamos ese colegio precisamente por la cercanía a los abuelos, porque, en el caso de que Ingrid consiga un empleo en Venezuela, serían ellos los encargados de ir a recoger a Ana.

Por las razones que ya saben y que no pienso repetir, no pude estar presente en el primer día de escuela de Ana. Valga la aclaratoria que la palabra escuela la estoy usando en el sentido mas amplio que se puedan imaginar. Es básicamente un preescolar/maternal, donde los niños pasan el tiempo entre juegos y alguna que otra actividad educativa. No esperamos que a esta altura de su corta edad le enseñen a leer y escribir, pero deberá aprender a compartir juguetes, a pintar con los dedos y a tener un poco de disciplina. Los juegos en estas escuelas están diseñados para que los niños aprendan un poco de habilidades motoras y también sociales.

Decía que no pude acompañar a mi hija en su primer día de escuela, y eso me tiene mal. No la vi el primer día con su uniforme. Sólo me la puedo imaginar en la larga distancia, caminando de la mano de mami, con su paso lento, mirando todo mientras camina, con su corazoncito acelerado por la novedad, pero sintiéndose segura porque mami la protege. Me la imagino entrando al colegio, donde ya hay otros niños que tienen mas tiempo que ella, aferrando con mas fuerza la mano de Ingrid mientras el miedo a lo desconocido crece en ella. Si cierro los ojos puedo ver a Ingrid presentándosela a la maestra que la recibe, ella tomándola de la mano y llevándola al salón de clases, mientras mami se queda con el corazón apretado, aguantando las lágrimas mientras Ana se aleja con la maestra sin poder contener las suyas. Es difícil imaginar lo que Ana ha pensado en ese instante, tal vez se sienta olvidada o traicionada, sabe que no va a estar con su mamá durante un rato, un rato que no sabe cuanto va a durar, sólo deseando que sea un lapso corto.

Supe por Ingrid que Ana lloró bastante ese día, y cada uno de los días de esta semana ha llorado al quedarse en el colegio. Al rato se calma, las maestras le tienen paciencia y cariño y poco a poco Ana empieza a ceder y a acostumbrarse al sitio y a los compañeritos. Han pasado apenas unos días desde que comenzó y ya Ana está diferente. Ahora está mas despierta, empieza a compartir mas, a pesar de estar en la fase infantil de “No, no, no”, que realmente suena como “nonono”. Ingrid y la abuela la han visto jugar en el patio con la maestra y con los otros niños. No suelta su muñeca (El nené), todavía no le acepta comida a la maestra, pero poco a poco les va teniendo mas confianza.

El colegio es un cambio grande, es una de esas cosas que te marcará de por vida, pero la única manera de saberlo es verlo como padre, desde afuera. Ana siempre ha sido una niña muy pegada a la mamá, quizás por eso la separación diaria es un golpe fuerte para ambas. Sabemos que estamos haciendo lo correcto, Ya la casa y la familia no eran suficientes para que Ana creciera, su mundo debía expandirse y el colegio era la mejor alternativa, la otra era un hermanito, pero por ahora pasamos.

Para mi ha sido difícil, incluso deprimente no poder estar ahí. Este es un paso importante en la vida de mi hija, se que ella no lo aprecia aún, pero como padres, Ingrid y yo, sabemos que es en el colegio donde adquirirá gran parte de sus habilidades sociales y de las herramientas que serán base en su vida. Para Ingrid tampoco ha sido fácil, mis dos chicas han estado juntas desde siempre, nunca se han separado, y ahora, estas pocas horas que Ana está en la escuela, a Ingrid se le hacen infinitas. También ha llorado, se ha sentido traidora y mala madre, pero también se siente contenta y buena madre porque tiene la oportunidad de darle educación a Ana. Si, los sentimientos son encontrados, pero al final ganará el sentido común. A ambos nos duele que Ana llore cada mañana y Anita parece que se da cuenta y se aprovecha. Al salir del colegio, cuando la van a buscar, quiere que la consientan mas, cómo si hiciera falta!!!

Ana empezó la escuela, tiene año y medio y ya me la puedo imaginar caminando de la mano de su mami entrando al colegio, con su lonchera cruzada al hombro y su muñeca en la mano libre. A esa edad se hacen amigos instantáneamente y se olvidan con la misma facilidad. Me la imagino pintando con los dedos o cantando o bailando o escuchando algún cuento sentada en el piso con los otros niños, la veo jugando en el parque del colegio o haciendo educación física, feliz de tener cada día mas actividades, pero con un ojo puesto en la puerta esperando que llegue mami o la abuela a buscarla.

Felicidades hija preciosa, hija amada. Mucho éxito en tu escuela, apenas estás empezando y te faltan muchos días entre compañeros, amigos, maestras, pupitres, libros y cuadernos. Esperamos tener la oportunidad de darte la mejor educación que podamos, no sólo en las escuelas que escojamos para ti sino en casa también. Mucha suerte ahora que empiezas tu vida escolar, te deseo que hagas muchos buenos amigos y que aprendas mucho, se que eres la niña mas inteligente del universo, pero no sabes la inmensidad de cosas que te faltan por aprender, y a nosotros de aprender de ti. Espero acompañarte siempre que vayas a la escuela, por ahora estoy en tu corazón y tu estás en el mío, pronto te veré otra vez y volverá mi corazón a latir.

Te amo hija, aprovecha y disfruta tu escuela

Alv

2 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno amigo mio, que la cuota de sacrificio que estás aportando hoy se vea recompensada en un futuro en la formación de una mujer de bien. ojalá la puedas ver entrar a la primaria que también es un cambio fuerte. Un abrazo amigo!

Unknown dijo...

Dario en cada uno de tus escritos me siento super identificado con tus sentimientos hacia tu hija, Yo he sentido lo mismo y mi esposa tambien, que bien que lo escribes, porque eso quedara para siempre.
Por la escuela es lo mejor para ellos ya veras como avanzan y aprenden de rapido, saludos