jueves, noviembre 09, 2006

La esperanza de los tequeños 2: El regreso

Al igual que sucede con algunas películas malas, esta historia también tiene una segunda parte, y al igual que su contraparte fílmica, recibe el mismo nombre: “El Regreso”. En mi caso no se trata de monstruos o alienígenas que regresan de una pseudo muerte para atacar de nuevo a los tranquilos habitantes del más acá, no nada mas alejado de la banal y simple realidad de este relato. Aquí solo hablaré de la experiencia de regresar a mi casita usando el sistema Metro por primera vez.

Se inicia este cuento a las 4:30 pm, hora fija de mi salida al finalizar mi labor diaria. Efectivamente, desde las 4:28 venía preparando todo, cerrando los programas, guardando el iPod, buscando las llaves y el ticket de metro, de manera de que a las 4:30 en punto (sharp dirían los gringos) estaba cerrando mi oficina y dirigiéndome a la salida. 4 minutos después salía del edificio a enfrentarme a la vorágine mercaderil que es el Boulevard de Sabana Grande. Esos cuatro minutos que tarda cualquiera desde su oficina a la salida a la calle, esos minutos que toma el camino al ascensor, un breve “chao, hasta mañana” y el eterno e insufrible lento ascensor, que como trabajo en uno de los pisos mas altos de la torre, tiende a pararse casi en cada piso (aquí cabría una referencia al viejo clásico del autobús San Ruperto, pero no estoy seguro que todo el público sepa de qué hablo así que mejor me la guardo).

Mi plan era bastante simple: caminar desde la oficina, en Sabana Grande, hasta la Estación Zona Rental, en Plaza Venezuela para tomar el tren desde ahí directo a Las Adjuntas y hacer el trasbordo para tomar el metro hasta Los Teques, un plan bastante sencillo afortunadamente, porque así ha menos posibilidades de que algo salga mal.

Luego de caminar por 11 minutos por el medio del Boulevard (o lo que los buhoneros han dejado de él), llegué a mi primer punto de control, el Metro de Zona rental. Si, a las 4:45 entraba a la estación, ticket en mano, pero Murphy ya preparaba sus cuchillos para atacarme. El ticket no funcionó. Ignoro la razón, lo intenté en dos torniquetes (los únicos dos que permitían entrar a la estación) y no funcionó. Hice lo obvio, compré otro. Suelo comprar Multiabonos porque es la manera más sencilla e inteligente de ahorrar tiempo en el sistema. En fin, a las 4:51 arribó el tren, porque debo decir que al bajar apurado las escaleras al andén, alcancé a ver como se iba el tren, despidiéndose de mi en su rápida carrera, así que me tocó esperar un poco. Cuatro minutos después mientras se superpoblaba el vagón, arrancamos. El viaje bastante normal para el trayecto, nada especial que comentar.

31 minutos después (a las 5:25pm para que no saquen cuentas) llegamos a la estación Las Adjuntas. Dos minutos después ya estaba haciendo cola frente a lo que debía ser una entrada al tren, pero no estaba el tren. Al parecer hacía pocos minutos que había salido así que habría que esperar un poquito. Aquí, una aclaratoria innecesaria. El sistema Metro Los Teques fue inaugurado un poco apresurado, por las razones conocidas por todos, vamos que sabemos que votos son votos aunque sean a juro. El hecho es que está funcionando una sola vía, por lo que sólo puede transitar un tren en el recorrido, el mismo o sube desde caracas a Los Teques o baja en dirección contraria. Si cada viaje son 15 minutos aproximadamente, mas el tiempo que pasa el tren parado en cada estación, tenemos que entre tren y tren pasan unos 35 – 40 minutos. Pues bien, yo llegué cuando el tren iba en ascenso, por lo que tuve que esperar que llegara a El Tambor, cargara pasajeros y bajara. 24 minutos de espera, larga, tediosa y apretujada espera. A las 5:51pm arribó el tren a la Estación, el impulso frenético de la gente desbordada me llevó directo, casi sin caminar, al centro del vagón, donde me quedé el resto del viaje. A las 5:54 salimos en dirección Miranda, dejando atrás la capital del país.

Mi primer viaje, viniendo de Los Teques a Caracas fue hecho casi en la totalidad de la oscura madrugada, cuando el Sol aún dormía allende el horizonte, así que no se podía ver nada por las ventanas lo que me indujo a pensar que todo el viaje era por túneles. Pero en el viaje de regreso me pude percatar que casi un tercio del viaje se hace a cielo abierto, a plena luz del día, admirando los gloriosos paisajes de la carretera vieja (vuelven aquí las sonrisas sarcásticas del autor).

A las 6:10pm llegó el tren a la capital de Miranda, lo cual constituye casi un record histórica en viaje a través del espacio interestatal. Realmente no está nada mal eso de llegar de la oficina a El Tambor en 1h 40m. Pero la odisea no acaba ahí…

Si bien en ese instante de felicidad aún se podía ver luz de sol iluminando el cielo, algo pocas veces visto por mi allá en Los Teques, todavía quedaba un buen trecho por recorrer para llegar a mi casa.

Vivo en la Urbanización Santa María, km 24 de la carretera Panamericana. Sin colas, en carro eso queda a 7 minutos de la estación del Metro. Pero enfatizo eso: “Sin colas, en carro”.

Me toca admitir ahora, que a pesar de tener mas de 3 años viviendo en la zona, y en vista que por lo general me muevo en carro, desconozco bastante las rutas de transporte público que hay en la zona. Sé que junto con el Metro, pusieron 3 líneas nuevas, que parten y llegan a la estación. El detalle es que la línea Azul, va a Carrizal, la Roja va al centro de Los Teques y la Amarilla viaja hacia la zona de la carretera vieja. Es decir, ninguna de ellas ni siquiera me acerca a mi casa. Eso es un problema, y es el instante justo en el que el problemometro (vulgo, peometro) empieza a subir: “Ay coño!”

Conociendo lo que conozco busque un carrito que dijese algo como: Los Nuevos Teques, La Macarena, Gobernación o cualquier cosa que sonara cerca de la casa. Lo único que pasó por ahí, es una camioneta que decía “San José / El Vigía / Gobernación”, que en teoría me deja como a 10 minutos de mi casa si voy caminando. Fue la elección obvia, en vista que desde el Mero a la Gobernación hay menos de 10 minutos. El detalle es que no sabía, por inexperiencia, torpeza, ignorancia (o el adjetivo que mas le provoque) que para llegar a la Gobernación, debía pasear por San José y el Vigía, lo que en realidad tomó media hora. En conclusión, llegué a la Gobernación a las 6:45pm y a mi casa a las 6:53pm, caminando.

Veamos los numeritos:
Tiempo total: 2h 23m
Tiempo de viaje en sistema Metro: 47m
Tiempo en carrito, paseando por Miranda: 30m
Tiempo estimado, sin esperas y tomando el carrito adecuado: 1h 40m

También debo agregar que es posible ganar un par de minutos caminando desde la oficina a Zona Rental, si tan solo me voy por la Av. Casanova, donde hay menos gente y casi no hay buhoneros que estorben. De ser así, podría tomar el tren que sale un poco antes desde esa estación y llegar unos minutos antes a Las Adjuntas, por lo que quizás estaría tomando el tren que sale antes del que yo tomé, es decir que salga mas o menos a las 5:20pm, con lo que llegaría antes de las 5:40pm a El tambor y como máximo 20 minutos a mi casa, a las 6:00 pm podría estar allá, claro eso si todo sale perfecto como en el plan y se alinean 5 planetas mientras cae granizo y hay una estampida de elefantes y una pequeña cebra…

El sistema tiene gran futuro, especialmente para poder dormir un poquito mas. Mi estimado es que podré dormir cuando menos media hora extra todos los días, lo cual, créanme, es una ganancia enorme. Faltan cosas, no solo a nivel de sistema de trenes, sino a nivel de gente, como es posible que en un modulo de un vago, con 16 puestos, vayan 6 mujeres sentadas y 10 hombres, cuando había, en el mismo espacio, 11 mujeres de pie, una de la tercera edad, una con un niño pequeño y otra con un paquete grande. En fin, lo que falta es educación, pero eso no se compra en un ticket, eso se da en la casa, pero es que hay zagaletones que ni casa parecieran tener, no recuerdan que tiene una madre que podría estar en esa situación. Me imagino que son tan animales que son capaces de dejar a su propia madre parada con tal de ir sentados. En fin, ese comentario era solo para quitarme la ira.

Ya que comencé con un comentario fílmico, es justo que haga el cierre de la misma manera: “Nunca segundas partes fueron buenas”

Seguiremos informando

Saludos

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